Para que nos demos cuenta de lo insólito e incomprensible que se está poniendo este planeta, vale la pena rescatar una noticia de esta semana.
En Bolivia, una turba que se identificaba como padres-de-familia-miembros-de-la-sociedad-defensores-de-la-moral, decidió hacer justicia por mano propia y destruir bares, cantinas y prostíbulos.
A pesar de que de manera personal no comulgo con las posturas y argumentos de los que dicen abogar por los valores y las buenas costumbres (¿qué carajos significa eso?), respeto y entiendo que haya cosas que los pongan al límite de su paciencia y los empujen al borde de su posible entendimiento del mundo.
No estoy a favor de que menores de edad puedan entrar a un bar y se les sirva alcohol sin mayor problema. Tampoco creo que la prostitución sea una cuestión menor dentro de la actualidad mundial, pero creo que hay más detrás de ella y de su razón de ser que lo que se ve en la superficie. Es un tema social complejo y con varios ángulos a considerar.
Pero lo que sí me sorprendió fue ver a esta gente (gracias a un video de la cadena árabe Al-Jazeera), supuestamente «los buenos», destruyendo todo a su paso, golpeando prostitutas, quemando bares, robando cosas y armando un vedadero galimatías por tres días con la policía tan sólo como espectador de primera fila.
Chequen ustedes mismos el video en Terra.