Las fronteras de Olivier Assayas

Con su más reciente película Clouds of Sils Maria, se confirma como el heredero indiscutible de la Nueva Ola Francesa, quien intenta ahora llevar al cine por nuevos terrenos de formatos de duración o producción y de usos de temas como el cine mismo.

 

Este texto apareció originalmente en la revista Gatopardo en noviembre de 2014. Se reproduce con su autorización. 

Pocos cineastas personifican la evolución que vive el cine francés actual como Olivier Assayas. El cine es parte de su ADN. Debe ser el resultado de ser hijo del mítico director y escritor Jaques Rémy, trabajar con él desde muy temprana edad, y escribir crítica y teoría cinematográfica en la prestigiosa Cahiers du Cinema —cuna de la generación de críticos convertidos en cineastas conocida como la Nueva Ola Francesa en los 40s, movimiento al que se le debe la Teoría del Autor en el cine, que pone al director y no al productor como verdadero ente creativo—. Luego de sus primeros pasos como guionista y director, se convirtió en un ensayista de formatos (sus películas pueden durar de 50 minutos a 5 horas) y de industria, y no sólo de herramientas o del lenguaje de cine, como otros directores franceses como Luc Besson o Gaspar Noé y su uso de un estilo visual y de edición particular, apoyado en nueva tecnología y cámaras.

Assayas es el heredero de esa tradición que llevó a un puñado de creadores de la cinefilia profesional a la dirección de cine, y para quienes el cine lo es todo. “Hacer crítica fue mi escuela de cine. Me ayudó a entender el medio”, aseguró en el año 2000 en una entrevista para el diario británico The Guardian.

Su filmografía revela las intenciones y circunstancias bajo las que han sido producidas sus películas. Con Irma Vep (1996), su carta de presentación, observa el estado de la industria cinematográfica francesa a través de una historia en la que se busca hacer el remake del clásico silente Les Vampires, llena de guiños al cine galo, en especial a varios momentos de La Nuit Americain de Truffaut (de quien también usa al mismo actor protagónico: Jean-Pierre Léaud, eterno alter ego de Truffaut) y habla de éste en el contexto moderno con una mirada crítica, poco romántica y muy realista.

Buscando no repetirse en cómo contar historias, realiza Les Destinées Sentimentales, interesante pieza de época sobre los cambios sociales, personales y emocionales a lo largo de 30 años a inicios del siglo XX. En Demonlover (2002), abraza el post-modernismo visual en un thriller noir sobre tecnología, porno interactivo, anime japonés y los negocios y espionajes detrás de un millonario mercado futurista. En Boarding Gate (con la actriz Asia Argento), explora, según sus propias palabras, las posibilidades de construir un proyecto desde el punto de vista económico y de producción de una película de “serie B”. Con Carlos (2010), rebasa las limitaciones de duración y formato tradicional para entregar una destacada épica de casi 6 horas sobre la vida y captura del terrorista internacional conocido como El Chacal. Ahora, en su más reciente filme, Clouds of Sils Maria, el cine no solo es el medio en el que trabaja, también vuelve a ser el tema (fondo) del que habla, como en Irma Vep.

Assayas señala una intensa pelea al interior de la industria: la confrontación entre el cine de autor –concepto considerado el gran aporte académico de Francia al cine- y el cine comercial-hollywoodesco-blockbuster que mueve a la industria global. María Enders (Juliette Binoche) es una estrella. Ha alcanzado fama mundial por su participación en películas de obvia intención comercial, pero siempre habla mal de este tipo de cine. Veinte años atrás, su gran debut había llegado al interpretar a una joven que vuelve loca a otra mujer hasta llevarla al suicidio en una sencilla pero intensa obra de dos personajes. Ahora, le han ofrecido interpretar el otro papel, el de la mujer mayor. Cosa que le cuesta asimilar.

Y como esa confrontación artística-existencial tan contemporánea, otras dinámicas del mundo del cine, como el agridulce sabor de la fama o las complicaciones de las negociaciones entre la gente de este medio, se asoman a lo largo de este largometraje, en forma de diatribas, guiños, observaciones y reflexiones sobre el cine mismo. Se trata de una historia que sirve como lienzo para mostrar las complejas ideas del propio Assayas hacia la industria en la que trabaja. No toma una postura definitiva a favor o en contra, sino que comparte la amplia complejidad de perspectivas desde las que se puede observar, amara y criticar al cine. Así se entiende, por ejemplo, el sentido discurso que el personaje interpretado por Kristen Stewart da en defensa del cine de blockbuster.

Así, Assayas ha hecho suya la frase con la que cierra Carlos, cuando el terrorista es capturado y escucha: “está usted detenido. Está en territorio francés”. Las nuevas fronteras del cine, ya sea observándose a si mismo o explorando nuevos formatos, son el territorio natural de las películas de este realizador.

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